Acusa de corrupción a un aliado del jefe del grupo UDG. La confrontación con Morena.
Enrique Alfaro está decidido a implementar su plan de reformas para Jalisco que el denomina como la «refundación» del Estado. El gobernador quiere comenzar por una reforma judicial que someta a los jueces a controles permanentes y a la cual defiende con una retórica muy agresiva para con los integrantes de dicho poder de estado, alegando que en su mayoría son corruptos.
Esta impronta le comienza a generar fricciones con sus socios políticos. La primera es con el grupo UDG. Recientemente un juez estatal liberó a un reo que estaba acusado de pertenecer al cartel Jalisco Nueva Generación y este volvió a la acción criminal en los Altos de Jalisco. Alfaro embistió contra este juez de inmediato. El caso es que su hijo, Enrique Velázquez, es diputado local del PRD y aliado de Raúl Padilla, jefe del grupo UDG, en el Congreso local.
Padilla, que tiene múltiples nexos en la justicia estatal, está recibiendo quejas muy fuertes por la actitud de Alfaro y los jueces le piden que controle dichos impulsos. Padilla responde que Alfaro solo actúa contra los jueces como la manera más efectiva de escapar hacia adelante de la crisis de seguridad que vive la entidad y que el gobernador de MC no ha logrado resolver.
Aparecen además otros frentes. Por ejemplo días atrás el hombre fuerte en el Congreso local Salvador Caro, figura de MC, presentó un plan de reforma que le da demasiado poder al Ejecutivo en las designaciones de jueces. El Ejecutivo estatal fue criticado de inmediato y a Alfaro no le quedó más que alegar que era un proyecto de Caro, no del Gobierno.
En tanto, en la confrontación con Morena, los roles parecen invertidos porque Morena trae un discurso de que los jueces deben ser plenamente independientes y que eso hace a una República. a partir del mismo figuras de ese partido se han comenzado a acercar a los magistrados. De este modo Morena sostiene el statu quo y MC queda como el actor divergente.