El gobernador Enrique Alfaro, en franca rebeldía con el gobierno federal, adelantó la suspensión de labores en el Sistema Educativo Estatal y pidió a los jaliscienses detener la actividad productiva desde el día 17 de marzo (el 16 fue día de fiesta) para evitar una hecatombe. Error. Luego, dijo que realizaría un gasto de 20 millones de pesos en la compra de pruebas. La empresa se escondió y del dinero no se sabe más. El caos epidémico no llegó, pero lo que sí llegó fue una caída del 80% en la actividad económica y un 30% de la actividad industrial del estado de Jalisco. Lo anterior fue el resultado de haberse adelantado a los tiempos de los brotes epidemiológicos.
En Jalisco tanto el gobernador como la Universidad de Guadalajara deberán explicar muy bien a sus ciudadanos por qué usaron el prestigio de la universidad en asuntos políticos. La reputación de la universidad cayó a lo más bajo y su grupo dirigente demostró no tener escrúpulos ni ética en el manejo de los institutos científicos. Alfaro fue a la aventura política y perdió pero también pierden los universitarios y los ciudadanos jaliscienses.
Colima fue arrastrado en esta espiral política pues el gobernador colimense hizo algo parecido. Locho Morán y Felipe Cruz también decidieron apoyar la medida de adelantar los tiempos, dicho sea de paso, ambos estados (Jalisco y Colima) no tuvieron comportamientos epidemiológicos distintos al resto del país. Fallaron. Se lanzaron a una aventura sin fundamentos y perdieron la apuesta. Locho Morán demostró que le importan muy poco los ciudadanos. ¿Dónde quedó su decencia?
Por un lado da caridad pública de la mano de su esposa Azucena López Legorreta y por otro les tira los productos a los vendedores de la vía pública, que es quizá su único sustento diario. ¿Por qué Locho cambio tan radicalmente? Y todavía más, le exige al gobierno federal más recursos. Y hay que agregar que su partido, Movimiento Ciudadano, votó en contra de la aprobación de la ampliación del presupuesto para ser utilizados en la emergencia por un monto de 180 millones 733 mil pesos. Y para rematar, es lamentable que su organización política se encuentre ya fracturada y en crisis, pues es cuestione de tiempo para que se convierta en un escándalo público. Doloroso porque en MC-Colima se cuenta con excelentes cuadros políticos de quienes tengo una buena opinión.
¿Calcularon, Locho y el gobernador, el daño que le causarían a la economía al paralizar Colima? Es claro que no tenían ningún plan económico ni idea de lo que pasaría. Sólo estaban pensando en el botín político, el dinero de los préstamos y de los recursos a fondo perdido. Pensaron que insultar al Ejecutivo federal era rentable. Se les olvidó que el uno de julio de 2018 surgió un gobierno federal con una legitimidad del 53 por ciento.
Locho y Alfaro están trabajando en sintonía y ya tienen resultados: el fracaso. Fracasaron porque actuaron concertadamente con la U de G al politizar los documentos estadísticos producidos desde un centro académico como lo es el CUCS (en el caso de Jalisco); desgastaron la fuerza de los colimenses y jaliscienses al propalar el pánico; dañaron la economía de ambos estados; y todavía más ruines, atacaron políticamente al gobierno federal valiéndose de una situación de emergencia real. Pareciera que el payaso senador Samuel García es su asesor de cabecera.