“Jalisco se mantiene bajo la lupa”, las acciones del mandatario no dejan lugar a duda sobre las acciones de intolerancia que este manifiesta de forma arrogante en contra de quien o quienes osen cuestionar el actual de Enrique Alfaro cuando este afecta los intereses públicos para beneficiarse.
Dentro de los señalamientos más latentes se cuanta con miles de desapariciones, asesinatos, represión policial, violencia desmedida, deuda pública, opacidad en la aplicación de los recursos de Jalisco.
El abuso constante por fuerzas estatales y grupos criminales en un estado donde se borran las fronteras entre Estado y crimen organizado, razón que hoy lleva a definir que Jalisco es un Narcoestado gobernado por el crimen organizado.
Es de urgente necesidad preguntar a la sociedad civil de jalisco si este fue el entorno deseado al momento de emitir su voto a favor de Enrique Alfaro cuando pidió trabajo como Gobernador de Jalisco, si acaso los hoy desaparecidos, muertos, y abusados por el narco-poder pensaron siquiera que su decisión electoral sería su sentencia.
No dejemos de lado que el cuaternario que hoy es huésped de casa Jalisco ha protagonizado episodios preocupantes en su relación con la prensa, es claro y contundente que a este narcogoberladrón no le gusta ser cuestionado, menos señalado cuando a plena luz se ve la corrupción de su actuar.
Enrique Alfaro Ramírez no conoce el respeto al cargo que hoy ostenta, bueno, si lo conoce, pero prefiere violarlo, es el modus operandi de siempre, lo demostró como alcalde de Tlajomulco, como alcalde de Guadalajara, y hoy lo reitera como Gobernador de Jalisco, pierde la cabeza y suma a la cadena de agravios que padecen los jaliscienses.
No será sorpresa que este modelo de ejercicio autoritario de poder se amplifique y se perpetúe en todo aquel que sea portador de la investidura del poder público, hoy se observa una severa intolerancia por parte de quienes ostentan cargos públicos, no logran razonar que son empleados públicos, olvidan que el ciudadano es el jefe, patrón, dueño o como le quieran decir, todos ellos vienen a pedir chamba cada 3, o seis años, dependiendo del cargo que busquen.
Es de bien por salud pública hacer notar a los que se ostentan como dueños del poder público que este no es personal, en el nombre lleva la definición, “PUBLICO” vulgo, de todos, del pueblo y para el pueblo, no para una camarilla de pillos y mafiosos que incluso han tenido algunas controversias con sus socios del otro gobierno (CO).
Es muy lamentable aceptar que se ha normalizado peligrosamente la violencia contra la prensa sin comprender que la salud de nuestra incipiente democracia depende en buena medida de una sociedad con una prensa libre y crítica del poder, no falta recordar que de origen la cultura política de México nació sobre la base de la opacidad y la intolerancia, y que hasta el día de hoy no se ha logrado que haya equilibrio entre gobernantes y gobernados.
Por más que los bendecidos por la «Democracia» quieran embaucar a la población bajo el lema de su “derecho a defenderse” o “de réplica”, los gobernantes tienen la obligación constitucional de garantizar la libertad de expresión de otros y otras, por lo que deben asumir que estando en posición de poder son blanco de críticas, burlas y hasta ofensas, y que ante la violación del derecho del ciudadano, lo primero que debemos hacer ante cualquier ataque a la prensa, venga de quien venga, es condenarlo como sociedad.