
El activista Juan Pablo Alonzo Estrada, quien en semanas recientes había denunciado públicamente el control del crimen organizado en los municipios de Teocaltiche y Villa Hidalgo, fue asesinado el pasado domingo 30 de marzo por un presunto grupo armado dentro de su domicilio, en el municipio de Teocaltiche, Jalisco. Durante el ataque, su hermana Hilaria Alonzo Estrada resultó herida de bala.
“Mataron a mi hermano Juan Pablo, pidan por él. Yo estoy bien, me dieron un balazo en mi pierna, todo bien gracias a Dios”, escribió Hilaria en su perfil de Facebook, horas después del atentado, que volvió a encender las alarmas sobre la situación de violencia e impunidad que azota a esa zona de los Altos de Jalisco.
Juan Pablo, de 45 años, era vocero del colectivo Frente Teocaltiche por Nuestra Gente, una organización ciudadana que desde hace años ha documentado y denunciado públicamente la creciente inseguridad, los desplazamientos forzados, los secuestros y los asesinatos cometidos por grupos criminales que operan en la región. A principios de marzo, viajó a la Ciudad de México para presentar estas denuncias ante la Secretaría de Gobernación (SEGOB), con el objetivo de exigir la implementación de medidas de protección y seguridad para las comunidades de Teocaltiche y Villa Hidalgo.
La organización a la que pertenecía publicó un comunicado tras su asesinato, en el que reprochan la inacción de las autoridades federales y lamentan que, a pesar de los compromisos asumidos por la SEGOB durante el encuentro con Juan Pablo, no se hayan aplicado medidas efectivas de seguridad en la región.
“En menos de 24 horas se han registrado varios asesinatos. La tensión es cada vez mayor. No vivimos, sobrevivimos”, se lee en el comunicado del Frente Teocaltiche, en el que también hacen un llamado urgente a los gobiernos estatal y federal para que intervengan con seriedad y garanticen la vida e integridad de quienes residen en esta zona marcada por el conflicto.
El asesinato de Juan Pablo Alonzo se suma a una serie de hechos violentos que en los últimos meses han sacudido a los municipios de la región alteña de Jalisco.
Desde el secuestro de ocho elementos de la policía municipal de Teocaltiche, ocurrido el pasado 18 de febrero, los habitantes de la zona han denunciado un incremento exponencial de la violencia, así como una sensación constante de miedo debido a la presencia de grupos armados que patrullan caminos, bloquean accesos y extorsionan a la población
El secretario de Seguridad de Jalisco, Juan Pablo Hernández, afirmó que aún no existen condiciones para que los ayuntamientos de Teocaltiche y Villa Hidalgo asuman el control de sus cuerpos policiales, la vigilancia seguirá a cargo de la Policía Estatal, la Guardia Nacional y el Ejército Mexicano, tras la intervención de las comisarías el febrero pasado.