
Debido a su desastrosa administración, el gobierno de Colima se ha quedado sin recursos.
Entre los mandatarios que finalizarán su gestión, hay uno que está siendo observado por la Unidad de Inteligencia Financiera, bajo la dirección de Santiago Nieto. Se le acusa a este gobernador de enriquecimiento ilícito y de manipular fondos públicos a través de una serie de prestanombres para adquirir terrenos cercanos a la expansión de la terminal marítima en Manzanillo. También se enfrenta a denuncias por contratos irregulares vinculados a la operación del puerto y por drenar las finanzas estatales, dejando un déficit tal que no hay recursos suficientes para pagar los salarios.
Este mandatario es Ignacio Peralta, quien ha llevado la administración de Colima a una crisis, dejándola sin fondos. Este asunto ha llegado a oídos del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien durante su visita a la región el fin de semana, fue informado por empleados estatales que no han recibido varias quincenas. Lo más preocupante es que no hay fondos para cubrir estos pagos en los próximos tres meses.
La irritación del presidente ante esta grave problemática fue clara; se comprometió a enviar recursos para abonar a los pagos pendientes, aunque advirtió que se aseguraría de que esos fondos llegaran directamente a los trabajadores y no se desperdicien, refiriéndose abiertamente a la corrupción del gobernador Peralta.
Mientras sonaban los gritos de “fuera Nacho”, Martín Suárez, secretario general del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Estado de Colima, se acercó al presidente con un grupo de empleados para manifestarle que el sindicato tomará acciones legales y administrativas contra Peralta, lo cual afectará a aproximadamente 12 mil personas.
Según Martín, el gobernador se niega a saldar los pagos a los trabajadores estatales argumentando que las arcas del estado están vacías, mientras que sus cuentas y las de sus familiares y prestanombres están repletas.
No se debe pensar que la falta de recursos es resultado de una carencia en los envíos federales a esta entidad; por el contrario, todas las contribuciones han sido depositadas puntualmente, lo que sorprendió al presidente por la falta de presupuesto.
La incomodidad del Jefe del Ejecutivo Federal fue tan evidente que el silencio sarcástico hacia Peralta dejó atónitos a los presentes.
Indira Vizcaíno Silva, la gobernadora electa, está completamente consciente de las razones detrás de la falta de recursos públicos, que se deben a la desviación de fondos realizada por Peralta en beneficio de proveedores amigos, quienes a su vez aportan sus “cuotas” a la administración.
La herencia que Indira recibirá incluye corrupción, una inminente quiebra y un alarmante incremento en la violencia.
La falta de cumplimiento con los pagos quincenales es solo uno entre muchos problemas que enfrenta esta institución. La falta de seguridad se presenta como otro grave inconveniente que impide a los ciudadanos de Colima gozar de un mínimo de protección tanto en sus vidas como en sus propiedades.
Desde su carrera como aspirante del PRI, Nacho Peralta ya era consciente de que el presidente Enrique Peña Nieto tenía planes para ampliar la terminal marítima, lo que aportaría un nuevo aliciente económico al puerto de Manzanillo.
Sin demora, Peralta tomó posesión de todas las tierras adyacentes usando la fuerza, despojando a los propietarios y agricultores, quienes se vieron obligados a vender sus propiedades a prestanombres y testaferros del futuro gobernador.
Las indagaciones realizadas por la Unidad de Inteligencia Financiera, la Fiscalía General de la República y las agencias de inteligencia de la Marina han descubierto conexiones con los familiares de esos prestanombres, varios de los cuales, curiosamente, son proveedores del Estado.
El concepto de “favor con favor se paga” está presente, y Nacho Peralta, en su deseo de garantizar una estabilidad financiera al dejar su puesto, ha emprendido un saqueo de las finanzas públicas, que están tan desprovistas que ni siquiera cubren gastos operativos como el salario de los empleados.
Estas anomalías son solo la parte visible de una extensa red de corrupción que las autoridades competentes están comenzando a desentrañar.