
La brújula de Jalisco se encuentra desorientada, o al menos así se percibe desde la oficina del gobernador Enrique Alfaro, quien en el afán de sostener una imagen de excelso gobernante deja de lado la realidad de los miles de jaliscienses que reclaman seguridad y respeto a la integridad humana, y es que no es necesario ser un magnate de la ciencia social para darse cuenta de que algo en jalisco se ha podrido, y el hedor emana desde la silla del gobernador.
Antes el referente de Jalisco era la música de mariachi y el tequila, hoy son el detonar de balas y escurrimiento de sangre, en menos de lo que se pudo haber pensado, Jalisco dejó atrás el sentimiento de la alegría para recibir el del dolor de tener un narco gobierno, el cual se ha empeñado en negar la realidad de los desaparecidos, de los asesinados, de los extorsionados, y muchos otros actos delictivos que hoy mantienen a los jaliscienses en penumbra.
La situación dejó de ser preocupante para convertirse en crítica, pues ocupa el primer lugar a nivel nacional en personas desaparecidas y el quinto en fosas clandestinas. Ante esta situación la sociedad jalisciense reclama acciones contundentes del Gobierno de Enrique Alfaro Ramírez, pero lastimosamente no llegan, y se ve imposible lleguen en esta administración.
2019 fue el año más violento en la historia de Jalisco y frente a eso, el gobernador prefirió construir discursivamente la idea de una refundación que quién sabe qué significa. Con las cifras de Jalisco, lo único que se ha refundado es la inseguridad, y se ha refundido al estado.
No obstante, en lugar de buscar soluciones reales al problema de inseguridad, Alfaro busca resolverlo en términos de percepción, lo cual sin duda es otro desacierto de la brújula del mandatario, que cambió su estrategia de comunicación en redes sociales, llegando al extremo de publicar tanto en Twitter como en Facebook, la información que cotidianamente se sube a las páginas oficiales de la policía o la fiscalía.
Pese a todo su intento de competir para desvirtuar a los verdaderos comunicadores vuelve a fallar, el gobernador olvida que la ciudadanía no es ingenua, y en su día a día se enfrenta a la inseguridad, situación que los medios jaliscienses no han obviado, por lo que negar lo que sucede u omitirlo sería defraudar a sus audiencias y Jalisco lo que más necesita es una prensa honesta que muestre la gravedad de la violencia.
Lamentablemente el gobernador no piensa así, Enrique Alfaro grabó un video de casi cinco minutos y en su acostumbrado tono regañón señaló que los diarios El Informador y Mural han desacreditado las acciones y los resultados en materia de seguridad, también dijo que han tomado una ruta de exponer mentiras groseras con tal de vender periódicos.
Además, de un plumazo sugirió que el cambio en la línea editorial de El Informador se debe a que ya no reciben dinero público y ahora, el diario decidió por venganza emprender una guerra de mentiras.
Estas declaraciones pintan de cuerpo entero el carácter autoritario de Enrique Alfaro, ojalá el gobernador salga de su laberinto y entienda que la sociedad jalisciense está cansada de pretextos. Que alguien le diga que cuando hay consenso en las múltiples críticas, el problema nunca serán los medios de comunicación.