
El incidente ocurrido hace unos días en la zona motelera ubicada al sur de la capital del estado, de la que resultaron incendiados dos vehículos, puso en entredicho la credibilidad de la Fiscalía General del Estado (FGE) y particularmente de su titular, Bryant Alejandro García Ramírez.
Fueron muy evidentes las contradicciones en la que se vieron envueltos la institución y el funcionario a la hora de tratar de explicar públicamente lo ocurrido, situación que arroja una serie de dudas y sospechas en torno a lo que puede haber detrás, esto es, ¿a quién pretende proteger el fiscal?
La versión que circuló inicialmente en las redes sociales señaló que en ese lugar funcionaba un palenque de gallos clandestino, en el que la noche del 6 de enero se produjo un enfrentamiento entre apostadores inconformes, quienes en medio de la reyerta habrían disparado armas de fuego y quemado dos vehículos.
Sin embargo, al día siguiente la FGE emitió un comunicado en el que señaló que, de acuerdo a las investigaciones llevadas a cabo por su personal, “al parecer fue la quema de maleza la causa probable del incendio de dos vehículos que estaban estacionados en la prolongación Carlos de la Madrid Bejar en la colonia Juana de Asbaje muy cerca de un motel”.
Refirió que atendiendo un reporte del c5, llegó personal de la fiscalía al lugar referido donde dos vehículos se estaban incendiando en su parte frontal por lo que de inmediato se solicitó la asistencia del cuerpo de bomberos y personal de Protección Civil.
Los vehículos dañados, indicó, son un carro marca Honda con placas de Colima y una camioneta marca Ford, línea Edge, con placas particulares de Michoacán.
“Al no encontrar nada ilícito en el interior de los vehículos, no se aseguraron los mismos, entregándolos a sus dueños para los trámites de sus seguros, ya que el incendio pudo haber sido provocado en la maleza, cerca de donde se localizaban los vehículos estacionados y alcanzó el fuego a los mismos provocando que éstos se incendiaran”, argumentó la FGE en su boletín, donde guardó silencio en torno a los presuntos disparos y a lo relativo al palenque clandestino.
Sin embargo, en una declaración ofrecida el miércoles 12, el fiscal cambió la versión. Por una parte, negó que haya existido un enfrentamiento, pero sí aceptó la existencia en ese lugar de un palenque de gallos clandestino en el que “las personas que ahí estaban se salieron de control en algunos momentos y derivado de esto fue que se incendiaron estos vehículos”.
Sin ofrecer mayores detalles, ya no se refirió a la “quema de maleza” como causa probable del incendió de los vehículos, pues ahora lo ubicó como un hecho derivado de la “salida de control” de las personas que estaban en el palenque.
No obstante, pese a lo anterior aseguró que “no hubo ningún incidente delictivo, tan es así que los vehículos no fueron asegurados por parte del ministerio público (que actúa bajo su propio mando), porque no hubo un hecho violento y delictivo”.
Lo anterior, además de sembrar confusión por la evidente incapacidad del fiscal para ofrecer una explicación coherente sobre lo ocurrido, sólo abona a las sospechas sobre lo que puede haber detrás de la decisión del fiscal de no actuar en un hecho que supura probables actos delictivos.
¿Por qué si el propio fiscal está reconociendo que ahí funcionaba un palenque “clandestino” no lo considera delito? ¿Quién o quiénes eran los apostadores de ese palenque? ¿Por qué no se investigó? Si el fiscal está diciendo que los vehículos fueron incendiados como derivación de la “salida de control” de algunas personas que estaban en el palenque clandestino, ¿por qué no se investigó cómo llegó el fuego a los vehículos? ¿A quién protege el fiscal?
Definitivamente, este funcionario tendría que explicar todas estas contradicciones, que si no son aclaradas de manera lógica y satisfactoria lo seguirán a lo largo de su gestión y, junto con lo que se acumule en el futuro, marcarán negativa y ominosamente su desempeño.